Editorial

Carmen Viladrich

Resumen


Con la publicación de este número monográfico de la Revista Mexicana de Trastornos Alimentarios en el que se aborda la calidad de los instrumentos de medida de dichos trastornos en el ámbito hispano hablante,  la Asociación Mexicana de Trastornos Alimentarios cumple con una responsabilidad social y aporta un signo de madurez científica.

Efectivamente, la evaluación de trastornos psicológicos tiene consecuencias relevantes en la práctica clínica, en la  investigación, y en toma de decisiones políticas, de manera que es necesario que se base en datos que sean creíbles para el conjunto de actores implicados. Por ello, la revisión y evaluación del grado de desarrollo de la calidad de los instrumentos de medida es una responsabilidad social. A veces, asumen esta responsabilidad algunos organismos privados especializados, otras veces lo hacen organismos que velan por los intereses de la profesión, y muchas otras veces y en primera instancia, las asociaciones científicas especializadas como la que nos ocupa, por ser las más cercanas a las necesidades específicas en su ámbito. 

Sin embargo, se requiere un cierto grado de desarrollo científico para estar en condiciones de realizar este tipo de evaluaciones. Igual que no se puede realizar un meta-análisis sin disponer de estudios primarios suficientes, la evaluación de la calidad de los instrumentos de medida requiere que éstos existan y que se hayan comprobado y utilizado en diversas circunstancias. Tal como comprobará quien lea este número monográfico, los más de diez años de existencia de la Asociación Mexicana de Trastornos Alimentarios y de publicaciones científicas especializadas en su revista, en paralelo con la evolución de la especialidad en otros entornos de habla hispana, han permitido el suficiente desarrollo de este ámbito científico. La publicación de este número constituye un indicador de la mayoría de edad de los métodos cuantitativos para la evaluación de los trastornos alimentarios en este ámbito geográfico y lingüístico.

Los nueve trabajos que se presentan constituyen revisiones narrativas de los instrumentos existentes y de la evidencia de calidad psicométrica en su favor, y cubren la evaluación de los trastornos alimentarios en general (Mae Lynn Reyes-Rodríguez; Guillermina Rutsztein y colaboradores), de los trastornos específicos anorexia, bulimia y trastorno por atracón (María Leticia Bautista-Díaz y colaboradoras; Xochitl López y colaboradores; Teresa Rivas-Moya y su coautor), de la imagen corporal (Rosa Behar y colaboradores; María del Consuelo Escoto y colaboradores), y de algunas influencias socioculturales en el comportamiento alimentario (Rosalía Vázquez y colaboradores; Felipe de Jesús Díaz-Reséndiz y colaboradores). Como es tradición en este campo, la mayoría de los instrumentos presentados son aplicables a mujeres jóvenes, pero no se olvidan los hombres (Escoto y colaboradores) ni la población infantil (Díaz-Reséndiz y colaboradores).

La lectura de los trabajos que he realizado con la distancia que me proporciona mi especialidad en psicometría y mi afiliación a una universidad europea, ha hecho emerger el siguiente mapa, que se me ha antojado a la vez prometedor y desafiante. Desde finales del siglo XX se ha desarrollado en este ámbito una buena diversidad de instrumentos aplicables a bastantes comunidades y que presentan buenos datos cuantitativos, principalmente fiabilidad de consistencia interna, fiabilidad test-retest y validez predictiva. Sin embargo, se requiere un mayor desarrollo en el estudio de la validez de contenido y particularmente la adaptación de los instrumentos a los cambios introducidos en el concepto con la publicación del DSM-5 (Bautista-Díaz y colaboradoras; Rivas-Moya y Reyes-Martín), son necesarios más estudios de validación de instrumentos en población hispano hablante (Behar y colaboradores; Escoto y colaboradores; López y colaboradores; Reyes-Rodríguez) así como enfrentar el funcionamiento diferencial de los cuestionarios al realizar análisis factoriales sobre datos obtenidos en distintas comunidades (Bautista-Díaz y colaboradoras; Rutsztein y colaboradores), y se requiere utilizar conceptos y técnicas psicométricas más sofisticadas acordes con los avances de la psicometría durante estos años (Díaz-Reséndiz y colaboradores) así como colaborar en la difusión de instrumentos de calidad de origen hispano (Vázquez y colaboradores).

A mi modo de ver, la lectura de este monográfico resultará útil a todas las personas interesadas en la evaluación de los trastornos alimentarios, bien sea en el ámbito clínico, en el de investigación o en el de la toma de decisiones políticas. El monográfico sirve para personas que se interesen por la elección informada de un instrumento de medida en este campo, para señalar las lagunas en la evidencia científica disponible y así promover nuevos estudios en este campo, así como para personas que necesiten valorar la calidad de los instrumentos con que generaron los datos que manejan para la toma de decisiones.


Texto completo:

PDF


DOI: https://doi.org/10.22201/fesi.20071523e.2020.1.661